Publicación original el 8 nov 2021 en LJA.MX
La expansión continua de la mancha urbana de Aguascalientes ha llegado a límites alarmantes. Cada año que pasa, los bordes urbanos se van extendiendo, espacios silvestres son urbanizados por grandes inmobiliarias o por habitantes sistémicamente marginados e ignorados por las pobres políticas de vivienda y que hacen como pueden para poner un techo sobre sus cabezas. Evidentemente no hay servicios en la periferia, de hecho, la llevada de estos supone un importante gasto para los ayuntamientos, mismo que se ha identificado como un esquema Ponzi según la organización Strong Towns o ciudades fuertes que descubrió el gran impacto de este modelo de urbanización en Estados Unidos, ya que solo pueden ser pagados mientras que exista más recaudación por licencias de construcción y urbanización, cuando estas paran el esquema colapsa. Esta falta de servicios, que jamás podrá proveer completamente el municipio, también implicará una incapacidad de garantizar una calidad de vida para todos los habitantes, especialmente los de grupos vulnerables.
Asimismo, este insaciable consumo de territorio amenaza los entornos naturales de la ciudad, por si no fuera suficiente el impacto que esta ya tiene. Áreas como el bosque de Los Cobos están en constante riesgo (¿O proceso?) de ser urbanizadas, importantes sitios que proveen servicios ecológicos se convertirían en planchas impermeables de concreto de viviendas dependientes al uso del auto ¿Acaso nunca parará esto? ¿Será que el nuevo libramiento que se construye será rebasado por la ciudad y se convertirá en un cuarto anillo? Las tendencias muestran que esto podría convertirse en una realidad a mediano plazo.
Los únicos que están ganando de este modelo de desarrollo son la cadena de desarrolladores inmobiliarios, los especuladores y aquellos que nos venden los autos, mismos que nos han impuesto como una herramienta de libertad de movimiento y de participación en la vida pública, pues la alternativa es arriesgarse a pedalear en calles peligrosas y sin infraestructura ciclista o pasar horas esperando el camión y atrapados en el tráfico. Por si fuera poco, las “estrategias” de movilidad han favorecido este modelo de desarrollo, la “agilización” del tráfico solo promueve que las personas se muevan a la periferia pensando que no harán mucho más tiempo movilizándose hacia el trabajo o las escuelas, cuando en realidad esto solo funcionará por unos cuantos años, pues la gran migración a la periferia sumada a la demanda inducida solo supondrá que las “soluciones viales” pronto estarán igual de congestionadas que antes, además que de que habrán empeorado las condiciones de su entorno inmediato.
Es urgente la necesidad de parar esta expansión indiscriminada de la ciudad, el ciudadano no se beneficia de esta. Para esto es necesaria una transformación profunda de las políticas de vivienda. Para empezar, se debe de parar con la especulación de esta. La vivienda es un derecho humano, no un activo financiero de captura de falsa plusvalía. Por otra parte, se deben de favorecer los mecanismos para la remodelación y adaptación de viviendas actualmente deshabitadas. La vivienda que ayer funcionó para una familia de varios hijos y como taller, hoy puede convertirse en dos departamentos para parejas y una vivienda compartida para la tercera edad, hay infinidad de posibilidades que podrían hacer mejor uso de la sobreoferta de arquitectos egresados de las universidades y que hoy simplemente supervisan las obras de grandes urbanizaciones. Además, se deben de recuperar las condiciones de habitabilidad que permitan que una vida plena en las zonas más consolidadas de la ciudad. Se deben de proveer parques y servicios, mitigar los efectos de los miles de carros que hoy transitan entre periferia y centro y muchas otras cosas más que ya han sido abordadas en esta columna.
Por otra parte, es urgente establecer un polígono de contención urbana, que bien podría tener forma de cinturón verde. Evitando que la ciudad pueda crecer más allá de esos límites. Esto también implicaría establecer un mecanismo de planeación metropolitana, pues de nada serviría que un solo municipio contenga su crecimiento si todo este se decanta sobre otro. Aun así se podrían establecer otras zonas para urbanización a corto y mediano plazo, considerando los servicios ecológicos del contexto y el impacto que se tendría. Estos idealmente vendrían acompañados de un tren suburbano que aproveche las vías existentes en la ciudad. Incluso se podrían empezar a articular propuestas de desarrollo regional en el norte del estado, aunque este ya sería otro tema.
Finalmente es necesario que se vea este tema con urgencia, pues parar las tendencias toma tiempo y así que entre antes empecemos, mejor. No podemos seguir consumiendo el territorio como si no hubiera consecuencias de esta depredación. Y aún es peor que sigamos haciéndolo a pesar de que los ciudadanos no ganamos nada al respecto, aunque los interesados nos hagan creer que si es así, por lo menos debería de llegar a la agenda pública, no recuerdo que ninguno de los candidatos a las alcaldías hablara de esto, y esto sinceramente me preocupa bastante.