Publicación original el 18 jul 2021 en LJA.MX
¿Qué esperamos que hagan los niños con su tiempo libre? Si bien se supone que vayan a la escuela, hagan su tarea y que participen en algunas actividades extracurriculares, la esencia de la infancia está en el juego y recreo. Por lo que, en un estado donde poco más de la cuarta parte de la población tiene 14 años o menos, deberíamos de tener una gran cantidad de equipamiento para el juego. Sin embargo, no es así, los parques son escasos, casi nadie tiene un área verde pública a una distancia razonable.
Es una prioridad atender esta necesidad, las infancias de muchos hidrocálidos están en juego. Tenemos que actuar contra décadas de rezago y olvido de la infancia en el ejercicio del diseño urbano. Sin embargo, esto no será invirtiendo en los grandes parques de la ciudad (aunque no hay olvidarlos tampoco), sino en pequeñas intervenciones que acerquen espacios adecuados para el recreo a los hogares de todos los niños.
Podemos encontrar el área suficiente en los espacios públicos destinados a la circulación y almacenamiento de autos, o sea las calles. Ya en otra ocasión habíamos mencionado que donde se almacena un auto, también se pueden instalar unos columpios. Siendo así y con un poco de ingenio podemos rediseñar algunas calles para tener una pequeña área de juegos para niños, unas bancas y arbolado nuevo, además de unos elementos de pacificación vial.
El objetivo es que se trate de proyectos de rápida ejecución y de bajo coste, por ejemplo, considerando una inversión promedio de $250,000 por intervención. Si se tiene un presupuesto anual de unos modestos $10’000,000 de pesos anuales, se podrían construir 40 zonas de juego al año, 120 en una administración municipal, una por cada 8,000 habitantes en el municipio.
La intención detrás de preferir cantidad sobre calidad es que la mayor cantidad de niños tengan un área de esparcimiento cerca. Ellos no serían los únicos beneficiados, pues al favorecer el contacto en el espacio público se genera confianza y reconstruye el tejido social. Además, otros grupos como los adultos de la tercera edad, muchos de los cuales son abuelos, podrían acompañar a sus nietos al área de juego si esta estuviera en una distancia razonable, aprovechando el tiempo extra que conlleva la jubilación laboral y fomentando la actividad física en la vida diaria.
Por otra parte, también se podría fomentar el desarrollo económico, sin duda pequeños comercios como neverías se verían beneficiados de tener un área de juegos cerca, incluso pudiendo participar en el mantenimiento y cuidado del mismo espacio por interés económico.
Es importante que en el ejercicio del diseño urbano consideremos a todos los habitantes de la ciudad, que nos cuestionemos que podemos hacer para ir mejorando. No por nada es bien sabido que en Los Países Bajos saben hacer que sus niños sean felices y no lo es solo por las bicicletas, también existen gran cantidad de zonas de juegos para niños accesibles para todos. Posiblemente debamos aprender de esto y ponernos manos a la obra, claro siempre trabajando en las condiciones locales. Queda la tarea a la administración municipal entrante, creo que un alcalde con visión y compromiso trabajaría en espacios para el desarrollo integral de la vida en todas las etapas, la oportunidad es grande ¿La aprovechará? Como siempre, el tiempo será el juez.