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PENSAR EL HÁBITAT | EL PODER COERCITIVO DE LA LÍNEA Y SU RESPONSABILIDAD COMPARTIDA

Actualizado: 21 ene 2021


Esta columna fue publicada el 16/05/2020 en LJA.MX. Link al artículo original.


El arquitecto al diseñar hace una propuesta sobre como se debe habitar un espacio | WIX

El espacio en el que vivimos y nos movemos, condiciona nuestra existencia misma como personas y como sociedad. La responsabilidad del diseño se le podría atribuir al arquitecto (aunque realmente solo son mediadores entre restricciones, actores y posturas). En su papel está la toma de decisiones que afectan la configuración espacial del medio que nos rodea, especialmente en las ciudades. Cada línea que se traza en un plano tiene un impacto en sus futuros habitantes, detrás está un discurso y teoría sobre cómo se debe habitar.


Y cuando hablamos de la capacidad de un espacio de ejercer una influencia, no es poca cosa. Si se diseña una casa pensando que esta es una máquina de habitar, como afirmó Le Corbusier en los años 20’s el resultado probablemente nos escandalizaría el día de hoy (¿O quizá no tanto?). La buena noticia es que ha pasado mucho desde aquellos tiempos del movimiento moderno; aunque no se ha superado completamente, al menos la definición de que es una casa se ha humanizado.


¿Todos somos únicos y especiales?¿Se refleja en la vivienda? | WIX

Siendo así, considero que cuando se diseña el hábitat, siempre se debe procurar una reflexión crítica sobre todo lo que se propone, cada línea que tiene o deja de tener un plano tendrá consecuencias, tanto positivas como negativas. Pensemos en una simple marquesina en cualquier calle. Su función no solo es decorar o seguir cierta estética propia del edificio, sino que va mucho más allá. Protege del sol y lluvia al peatón desconocido; es un acto de bondad y su presencia dignifica a las personas y al espacio que habitan. Asimismo, es símbolo de solidaridad y valorización del bien común. Inclusive en estos pequeños detalles, encontramos como la arquitectura logra ser más sensible a las personas.


Aunque a veces parecería que los arquitectos solo somos autoproclamados semidioses con una agenda de formalización geométrica del medio construido (si es que esto tiene algún sentido, quizá un poco). La realidad es más cercana a identificarse en algún punto del debate entre distintas posturas sobre el hábitat. Algunos de estos principios pueden ser muy revolucionarios, y partir de potentes y novedosos conceptos, por lo mismo, no hay evidencia de como las personas viven y se desarrollan bajo estas visiones. Con el tiempo la historia devela los aciertos y errores. Sería inapropiado negar la necesidad de innovar y generar propuestas creativas a problemas actuales, ya se han logrado exitosas respuestas a consecuencia de la experimentación (por ejemplo, el trabajo de Alejandro Aravena). Sin embargo, a veces las visiones novedosas se implementan en una escala masiva, y para cuando se evidencian problemas de un modelo de ciudad, el daño ya se habrá hecho, y no será sencillo repararlo.



Y solo así, partiendo de una reflexión crítica y sensible, los proyectos arquitectónicos y urbanos deben de trascender y lograr las condiciones necesarias para generar prosperidad en sus habitantes. Aspirar a la sostenibilidad (ambiental, social y económica). Para esto, el debate sobre el hábitat también se debe de democratizar. La experiencia que tiene cada individuo es imprescindible, el conjunto de todas estas construye la realidad que es vivir la ciudad.


Y hay mucho más que decir al respecto, pero los verdaderos cambios de la ciudad y del medio requieren la participación de todos. Cómo dice Rem Koolhaas, la arquitectura no puede hacer nada que la sociedad no haga. Que mejor que una ciudadanía crítica, empoderada y participativa en búsqueda de un Aguascalientes que ofrezca calidad de vida y oportunidades de desarrollo para todos. Y creo que todo debe de empezar con la observación, el diálogo, las experiencias y la reflexión que cada uno puede aportar.


La responsabilidad del hábitat se comparte.

Si suena demasiado romántico tan solo veamos el caso de Jane Jacobs, que sin ser profesionista del hábitat logró la organización de sus vecinos y con esto, exitosamente defender su barrio en Nueva York de ser atravesado por una autopista urbana o freeway. No solo eso, sino que escribió Muerte y vida de las grandes ciudades, hoy un valioso libro de cabecera para todos los urbanistas. Sin embargo, es sólo uno de muchos precedentes donde los ciudadanos logran incidir en su medio en busca de las mejores condiciones y el bien común. Esa marquesina que mencioné al principio finalmente es pagada por alguien, misma persona que puede decidir ahorrarse algo de dinero y no construirla. La responsabilidad del hábitat se comparte.


La ciudad es una construcción colectiva, todos la gozamos, la sufrimos y la hacemos realidad | WIX

El diálogo no puede ser único de los profesionistas. Y todo empieza con cada quién, con esa inquietud propia de cuestionarse el porqué de cada “línea”. Y cierro con esa invitación para todos, promoviendo una reflexión crítica al hábitat, identificar el discurso y el poder que tiene en como habitamos y nuestra capacidad individual y colectiva para cambiarlo ¿Qué cambio crees que sería el más importante en Aguascalientes?

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