¿Un segundo piso en López Mateos? 7 motivos por los que sería el mayor error urbano de Guadalajara
Su construcción significaría un daño irreparable para la ciudad
El segundo piso en López Mateos no solo es una mala idea: es una apuesta millonaria que condenaría a Guadalajara a repetir los errores de movilidad del pasado.
Con respecto al tema de un viaducto vehicular en López Mateos, creo que sería un gran error para Guadalajara. Comparto 7 puntos al respecto que creo que podrán abonar bastante a la discusión. También les dejo enlazados algunos posts relacionados a este tema:
1. No resuelve el problema de fondo: el abuso del automóvil
El tráfico en López Mateos no es un fenómeno aislado, sino el resultado de décadas fomentando el uso excesivo del auto particular.
Una obra que solo prioriza a los automóviles perpetúa esta dependencia, en vez de ofrecer alternativas de transporte más eficientes y sostenibles. En este sentido, solo está premiando y beneficiando a la población que tiene auto (una tercera parte de la ciudad), dejando al resto olvidada y frente a terribles condiciones del espacio público.
Entonces, esta obra no genera alternativas, sino que invita a que más personas compren autos, lo que generará más congestión y la tornará inútil.
2. Ignora el modelo de desarrollo horizontal y disperso
La expansión de la ciudad hacia fraccionamientos lejanos y de baja densidad genera viajes más largos y más autos por familia.
Un segundo piso no cambia esta lógica: solo “extiende la alfombra” para que siga creciendo la mancha urbana sin control. Tan solo veamos como se ha ido expandiendo la mancha urbana por todos los ingresos carreteros. Un segundo piso solo invitará a que esto siga pasando.
Si se construyera el segundo piso solo se seguirían haciendo nuevos fraccionamientos aún más al sur.

3. Traslada el problema, no lo soluciona
Un viaducto de este tipo solo mueve el embotellamiento a otros puntos: nodos viales, periférico, avenidas transversales.
El cuello de botella no desaparece, simplemente se desplaza. Imaginemos que un 50% más de carros toman López Mateos, ¿A donde irán cuando quieran salir de la avenida? ¿Al saturado periférico? ¿Al intransitable Lázaro Cárdenas? ¿A saturar algunas avenidas más pequeñas?
Un López Mateos con más capacidad no reduce el tráfico, al contrario, lo incrementa en otras avenidas que hoy no padecen de este problema.
4. Más tráfico, el efecto de demanda inducida
La evidencia internacional es clara: más carriles generan más tráfico.
La nueva capacidad vial se llena rápidamente porque más personas deciden usar el auto, anulando cualquier beneficio inicial. Es un círculo vicioso costoso y que viene acompañado de la degradación urbana en los alrededores.
No hay ninguna ciudad en el mundo que haya logrado resolver el tráfico construyendo más carriles.
5. Costo altísimo y oportunidad perdida
Construir un segundo piso de decenas de kilómetros implica miles de millones de pesos.
Con ese presupuesto se podrían financiar sistemas completos de transporte masivo (tren ligero, BRT, ciclovías, andadores seguros) que moverían a muchas más personas por hora. Este dinero podría invertirse en darle seguimiento al Proyecto Integral de Movilidad del Sur del AMG, fruto de los diálogos ciudadanos por López Mateos.
Hacer un viaducto vehicular significa dejar de invertir en el tren ligero, rutas de camión y alternativas de movilidad, mismas que si ayudan a resolver el problema.
6. Impacto urbano y social negativo
Un viaducto elevado rompe el paisaje urbano, genera ruido, sombra y barreras físicas.
En zonas residenciales y comerciales, esto degrada el entorno, deprime el valor inmobiliario y fragmenta comunidades. Tan solo veamos las zonas debajo de puentes urbanos, como son inhóspitas y hostiles. Ahora imaginemos el impacto que tendría si se implementa algo así por 37 km ¡Destruiría la ciudad!
El segundo piso significaría deteriorar el espacio público, las propiedades y las colonias alrededor de López Mateos.
7. Falta de visión integral de movilidad
Invertir en un segundo piso consolida un modelo de “más vialidades para más autos” en lugar de una visión metropolitana que priorice transporte público, intermodalidad y reducción de la dependencia al automóvil.
Es volver al siglo pasado, ideas de movilidad que ignoraban la compleja realidad de las ciudades. Es ignorar a la mayoría de los tapatíos, las dos terceras partes que no se mueven en auto. Es darle la prioridad a la minoría que tiene auto, aumentado aún más las brechas sociales en la ciudad.
Sin embargo, existen alternativas que pueden resolver el tráfico y los problemas de fondo.
Alternativa: desarrollo denso y compacto
Aquí es la propuesta. Que la ciudad crezca con sentido.
En vez de hacerlo por los acceso carreteros a manera de fraccionamientos cerrados, apostarle a la ciudad, creciendo alrededor del transporte público masivo. Necesitamos fortalecer la red de MiTren y MiMacro que hoy tenemos, así como MiBici y las rutas de autobuses urbanos. Buenos espacios públicos y áreas verdes que mejoren la calidad de vida.
Ya estaré escribiendo más sobre esta visión, pero aquí pueden encontrar varios posts más.
Otra Guadalajara, más justa, sostenible, amable y conectada es posible.
Guadalajara no necesita más concreto para más autos. Necesita un plan de ciudad que priorice a las personas, no al tráfico.